Miles acuden a la Avenida du Prado para ver al Papa

MARSELLA.- Septiembre 24 del 2023.- (EFE).- Miles de personas se apostaron ayer en la Avenida du Prado de Marsella para aprovechar la oportunidad “histórica” de ver al papa Francisco, quien fue aplaudido y ovacionado entre banderas vaticanas, francesas y marsellesas.

A pesar del intenso sol y en medio de un fuerte dispositivo de seguridad, Francisco cruzó parte de la ciudad en el papamóvil, en dirección al estadio Velódromo, donde unas 50,000 personas le esperaban para encabezar una misa que puso el broche de oro a la tercera edición de los Encuentros Mediterráneos.

El recorrido fue organizado por la ciudad, la diócesis y el gobierno francés precisamente para dar a las personas quienes se habían quedado sin entrada, debido a la alta demanda, la ocasión de participar en el evento.

De acuerdo con los cálculos de las autoridades locales, unas 100,000 personas estuvieron presentes a lo largo del recorrido hasta el estadio, según informó el Vaticano.

En la Avenida du Prado, además, se habían instalado algunas pantallas gigantes para seguir en vivo la misa del Santo Padre.

“Es una personalidad que solo nos aporta cosas buenas. Es la paz, es todo”, contaba una francesa entusiasmada, llegada de la vecina ciudad de Aix-en-Provence, ataviada con pequeñas banderas blancas y amarillas y con la tricolor francesa en la cabeza.

Otra bandera que se vio mucho fue la blanca con la cruz azul de la ciudad de Marsella, signo de una visita que la “ciudad focense” considera histórica.

No en vano, esta era la primera vez que un Papa visitaba a la gran puerta francesa al Mediterráneo desde 1533, cuando Clemente VII era el líder.

Francisco llegó el viernes a Marsella para la clausura de la tercera edición de los Encuentros Mediterráneos. Este evento, que celebraba su tercera edición desde el domingo pasado, reunió a obispos de una treintena de países y también a jóvenes de diferentes nacionalidades, para fomentar la comunión entre los creyentes católicos del área mediterránea.

La basílica de Notre-Dame-de-la-Garde fue la primera parada de Francisco para encabezar una oración y un homenaje a los desaparecidos por la crisis migratoria.